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Foto del escritor@ohanaguest

Corralejo Surf Town

Actualizado: 14 jun 2021

Para los amantes de la vida de verdad , de la pura vida y para los huespedes de Ohana Guest House y los alumnos de nuestro Fuerteventura Surf Camp os escribo una reflexion muy interesante de la idea del surf que seguro os va a gustar.


El Norte de Fuerteventura es surf y Corralejo respira surf por los cuatro costados.


En esta pequeña localidad isleña el surf es un deporte de moda, aqui vienen cada año miles de personas a hacer su bautizo en los inumerables cursos de surf que se imparten diariamente los 365 dias del año.



No es por casualidad que en el norte de nuestra isla se den unas condiciones ideales para practicar surf todos los dias. El clima primaveral durante todo el año se une a la posibilidad de recibir la fuerza del Oceano desde todas las direcciones lo cual permite encontrar olas cualquier dia tan solo desplazandonos menos de 20 kilometros que es la distancia mas grande entre las playas de surf. Corralejo esta a 20 kilometros de El Cotillo y entre estas dos localidades se encuentran mas de 25 spots de surf de gran calidad.


Sin embargo y detras de esta grandisima afluencia de tursitas de surf, en Corralejo y en todo el norte de Fuerteventura hay una comunidad surfera que rompe los estereotipos y que vive entre los turistas pero con unos valores distintos en lo que al deporte y forma de vida se refiere.


Para explicar esta situacion tan especial os transcribo un articulo del Pais que habla de otra localidad eminentemente surfera de Brasil y que refleja exactamente a la de Corralejo con total coincidencia.




Aqui -, el surf no es un deporte de moda que solo lo practican las personas bonitas. Aquí surfean familias enteras, jóvenes y no tan jóvenes, gente mayor y, por supuesto, también los no tan guapos ni los que tienen un cuerpo 10. Y muchos niños. Es de las pocas actividades que aún consigue interesar más a los niños que las pantallas.


Pero el surf en sí es algo más que un deporte y no quiero referirme al aspecto más estético argumentando que es un estilo de vida. Eso ya está muy comentado y en cierta forma abusado.


El surf no tiene edades, es para todos los públicos.


Metáfora de la vida


El surf puede ser una metáfora que explique muchas cosas de la vida. Solo una pequeñísima parte del surf es aquella maravillosa imagen del surfista en la ola. Puede suponer el 1% del total del tiempo. Sin embargo, parece que el surf es solo eso. Antes de surfear la ola hay que llegar a la playa, remar, pasar la rompiente, remar, esperar, intentar, esperar y por fin surfear. Y ese momento a pesar de ser tan efímero es tan intenso que siempre impulsa a querer más. En cierta forma la vida puede llegar a ser algo parecido, aunque nos empeñemos en mostrar solo la parte en que surfeamos no siempre estamos en la cresta de la ola. Es importante disfrutar de ese momento fugaz pero también perseguirlo.


Cada ola es una oportunidad de crecer, de mejorar, de evolucionar, pero para ello se deben de asumir riesgos que impulsarán fuera de la zona de confort. Esa oportunidad de crecer se debe basar en la mejora del autoconocimiento.


Porque es muy importante conocer todo lo que se pueda sobre el mar, la meteorología, la física del surf, las maniobras y los movimientos, pero sin el autoconocimiento sobre las posibilidades y los límites, todo lo anterior no servirá de mucho. Y si se desconoce o no respeta esos límites y posibilidades la propia naturaleza los mostrará de forma “natural” a su cruda manera.


El mar tiene sus propias leyes naturales y cuando se está allí, se están aceptando. Hay que tener mucho cuidado porque esas leyes pueden ser muy duras, pero vale la pena correr ese riesgo. Una vez en el agua puedes estar seguro que siempre habrá alguien cerca en caso de necesitar una ayuda.


Surfear es mucho más que practicar un deporte.


Redes sociales


El mar obliga a crear esa red social de seguridad porque no va a perdonar un fallo. La amistad y las relaciones personales adquieren un valor superior dentro del océano.


Cada año son muchas las personas, que son salvadas por surfistas de morir ahogados.


La fuerza del océano es tan descomunal que dentro de él todos debemos ayudarnos.


Pero cuando lo conoces un poco aprendes a amarlo desde el respeto y no desde el miedo. A mayor conocimiento mayor respeto y mayor desconocimiento mayor temor. Y con miedo es muy difícil disfrutar.


La espera tiene la recompensa de la ola que te ofrece su lomo para acompañarla. Ten presente que no la dominarás nunca, es ella la que te lleva y te deja disfrutar. El movimiento es tan rápido y tan técnico que debes aprender a confiar más en tus sensaciones e intuiciones que en la razón. Con la razón dudas y, si dudas, no surfeas.


Para coger una ola, no solo hay que verla venir y estar bien posicionado sino que también tienes que ponerte a su velocidad y decidir de forma rápida si es o no tu ola. Si es la tuya hay que ir a por ella, sin mirar atrás, sin dudar y con todas tus energías. El surf te enfrenta con el miedo a lo desconocido, a la inseguridad a los cambios y a la inestabilidad.


En el momento de ponerse de pie es una lucha contra el miedo a caer al vacío en soledad. La decisión ha de ser rápida y no está exenta de riesgos. Pero, ¿qué sería de una vida sin riesgos? Una vida sin riesgos no es vida.



El riesgo


La adrenalina de querer mejorar


El riesgo, la adrenalina puede ser adictiva, quizás porque es un sucedáneo perfecto para la vida que se vive sin riesgos. La necesidad de sentirse vivo es para los que dudan de que lo están. Ese riesgo sirve de contrapunto a una vida sin riesgos, una vida confortable que no ayuda al esfuerzo que supone crecer, mejorar y desarrollarse. El momento presente es intenso pero también efímero, segundos, unos minutos como máximo.


Una vez surfeando la ola, la soledad cuando estás en la pared y al acabar, la sensación de libertad es total al descubrir que lo hiciste solo para ti. No se trata de ser mejor que los otros, se trata de ser tú mismo, dar lo mejor de ti haciendo lo que te gusta. Cada ola da una oportunidad conocer el pasado para disfrutar el presente y crear un futuro.

En cierta forma, cuando se surfea una ola, no hay otra opción que centrarte en el presente que se sitúa unos metros por delante de ti, para evitar que lo que viene por detrás te engulla y crear un futuro, volver a por otra ola mejor.


Pero es importante reflexionar un poco sobre la anterior ola antes de coger la siguiente. Respeta el mar y la naturaleza, en todos los sentidos, al final todos somos una gota de agua importante en este océano de la vida. Y cada gota es imprescindible para formar la próxima ola. “Be wave my friend”.-



Esperamos que esta pequeña aportación de Ohana Guest House os sirva para

organizar vuestras vacaciones


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